Quiero compartir la noche de muertos tan hermosa que viví en Sayulita, en casa de Dadou.
No puedo expresar gran cosa, no tengo fotos, sólo la sensación de una noche eterna con algunos amigos, compartiendo, música, danza, perfomance, fuego, agua, cantos, magia, amistad... Dejando que el momento no se esfumara y consiguiendo estar presentes en esa noche de tanta vida.
No podíamos irnos y nos quedamos Rocío, Omar y yo con Dadou y su extraordinaria hospitalidad, dejando que la resaca se diluyera con sol, agua, danza y gratitud.