Donde hay amor no hay esfuerzo

miércoles, 24 de septiembre de 2014

las facetas del cristal de cuarzo

Tú decides qué faceta de mi ser es la que me define.
Tú decides cuál es la verdadera, la que me representa.
No tengo ningún control sobre eso.

Sólo soy un cristal de cuarzo con millones de facetas diferentes que ni yo  he sido capaz de ver aún. Algunas en la sombra, otras en la luz.
Sé que cuando me mires vas a ver alguna verdad, pero no es la única.

Hay personas que siempre ven la misma faceta cuando me miran.
Otras ven una diferente cada vez que lo hacen.

En cambio, otras eligen el camino más difícil.
Cada vez que me miran intentan ver todas y eligen mirar la que luce más transparente en ese ángulo desde donde se encuentran, porque saben que ahí está la esencia de mi espíritu.
Es un salón de espejos, difícil de saber si estás en la posición correcta, pero me gusta el reflejo que me llega.

Me gusta ver el reflejo de mí misma en esas miradas, porque sé que ellas me muestran. No siempre es cómodo, aunque a veces es reconfortante.
Siempre me veo en esas miradas. Siempre aprendo algo de mí en ellas.

Pero riéndome entre dientes, sé que de todas formas yo soy otra, como dijo Juan Gelman.


¿Sólo un sueño?



¿Y para qué queremos despertar, si todo es un sueño?

¿Qué vamos a conseguir si todo ya está dicho?

¿Por qué una noche de total embriaguez amanece con entumecimiento y desacomodo?

¿Siempre hay consecuencias?

Las nubes que flotan bajas en el valle me dicen que todo instante es efímero.

Los árboles resbalando lluvia me dicen que el tiempo no existe.
Sólo existe vivir con cada bocanada de aire, con cada parpadeo, con cada latido.
Estar ahí. Vivir.
Eso me dicen.

No quiero pasar desapercibida la vida.
Aunque sólo sea un sueño.