Donde hay amor no hay esfuerzo

domingo, 21 de diciembre de 2008

Bienvenido 2009

Inicio

Esta mañana me levanté tarde, con muchas imágenes del sueño aún pegadas en mis ojos.
Imágenes que se fueron disolviendo a medida que iba despertando a la luz que entraba por la ventana.
Encendí el ordenador y buscando músicas que se habían mostrado entre sueños, aparecieron imágenes del pasado. Yo en diferentes lugares, algunos muy internos y me sorprendió mi reacción.
No sentía nostalgia, no extrañaba la sensación de estar allá, no sentía deseos de volver a esos lugares. La única sensación era... creo que soy incapaz de describir la emoción, es más, no era una emoción. Era un estado que abarcaba emoción, sensación, reflexión. Era yo en mi totalidad. Percibía que había estado allá con todo mi ser, y que ahora estaba aquí con todo mi ser contemplando la imagen. Una imagen mía pero pasada. Sin ninguna atadura en el presente mismo. Un estado de vida total.



En lo alto del Vignemale (Mis Pirineos)


En mi rincón favorito de la Costa Brava, Palamós.


En una pequeña cueva de mi Montserrat

Se cruzaron imágenes de otras personas entre las mías y las percibía conmigo y lejos de mí al mismo tiempo, porque eran imágenes del pasado. Pero en ese estado había una emoción que se hacía más dominante, el amor. El corazón me vibraba de amor. En una de ellas se cruzó Xavi y al ver su mirada me emocionó la belleza de su rostro, de su alma. Personas hermosas que me regalaron su belleza y que lo siguen haciendo sin límites de distancias o tiempo.
El quantum sigue muy presente.


Mis navidades aquí han sido tranquilas y reveladoras. Mostraron mi alma en cada detalle y mi presente en esta América soñada, imaginada y por fin vivida.


En mi azotea con Enrique


1 de enero con Víctor

El año que está por desarrollarse me saluda tranquilo y con esperanza. El atardecer que cada día se retrasa más y los fuegos artificiales del barco pirata en la noche, son las rutinas que me marcan el tiempo de mi vallarta personal. Entre acontecimientos mundanos y místicos vallarta me ofrece pura vida, puro aprendizaje, puro amor.
El requisito sólo es que no me aferre a ningún instante y que sea capaz de tener las manos abiertas en todo momento. Sin dejar de mirar al frente con el corazón también más y más abierto hacia el mundo. Sin barreras porque no existen en realidad. Sin fijarse en los detalles de la periferia, simplemente estar en el centro y ver que permanece inalterable.

Gracias, Vallarta

lunes, 15 de diciembre de 2008

EN EL HOTEL DREAMS DE NUEVO

Hace dos semanas que empecé a trabajar en el Dreams.
De nuevo, el mismo uniforme, el mismo spa, los mismos compañeros.
Pero mi actitud es diferente. Muchos prejuicios han desaparecido y vivo el momento. No es el paraíso donde me gusta trabajar pero puedo ofrecer mis servicios y no me altera si el conjunto funciona de una forma en la que no estoy de acuerdo. Se podría pensar que me ha ganado la actitud "me vale madres" pero no es así, hago mi trabajo e intento que no me afecte el entorno, cómo trabajan mis compañeros, cómo funciona el hotel, etc...
El core lo voy introduciendo a clientes que ya me conocen de la pasada temporada y siempre introduzco un pequeño detallito en cada masaje. Me falta hacer más sesiones a los gerentes, y así intentar introducirlo en el menú del spa pero es un momento de mucha agitación y es difícil conseguir una cita. Todo llegará. De momento ofrezco sesiones a mis compañeros e introduciendo esa filosofía que lo envuelve. Quién sabe si puedo organizar un curso de Core en Vallarta como me insinuó Robert en Albuquerque. Él se mostraba encantado de ir hasta Vallarta para hacerlo.

Después de la marcha de Rubens y Laura, parece que se ha abierto la veda para las visitas y he disfrutado de unas cuantas.
Hace una semana, se quedó un par de días Leonor, la madre de Ceci, que desde D.F. no la había visto. Por email nos íbamos comunicando y sabía que vivía en Tepic, a tres horas en coche de Vallarta. Finalmente pudo arreglar un fin de semana y aunque yo trabajaba pudimos disfrutar de algún paseo juntas y de mucha charla.



Días después volvió a Vallarta, Sara, la amiga que hice en el Spa y que después de unos meses se mudó a Los Cabos, Baja California. Fue bonito volver a charlar juntas y compartir ese momento con ella. Tengo una conexión muy espontánea y la verdad es que muchas veces me gustaría que estuviera aquí.
Ir a los Cabos, otra tentación...
Pero no sólo vino ella, también vino Pedro, mi exjefe en el spa cuando estuve antes de ir a Albuquerque. Me sigue tentando con que me vaya a Cancún con él, que el hotel está muy bien, que se gana más dinero... Me tienta esa idea, me tienta Huatulco, otro Dreams muy cerca de Puerto Escondido.... Y sobre todo, me tienta estar en Vallarta, donde todo es luz y aprendizaje, donde el amor cobra su más pura dimensión y me ilumina el alma.





Con Julio un buen amigo también terapeuta



No lo sé, aún tengo que ahorrar un poco y estar aquí unos meses pero esas opciones me tientan mucho y en realidad sé que no hay nada que me ate en un lugar en particular.
La Navidad se acerca y con ellas las fiestas navideñas del trabajo que me divierten y entretienen, aunque sé que vienen momentos duros, esta navidad es la segunda lejos de Barcelona y me da que será un poquito más triste...



Intento aprender a surfear con las contradicciones que se presentan en este momento de mi vida, mientras multitud de ideas bucean en mi cabeza para hacerse sitio en mi realidad. Nunca vi tantas posibilidades, necesito el momento y la fuerza para concretarlas. En algunos momentos el peso de tanto final me abruma y me deja estática, no me deja moverme. Siento el peso de tantos momentos emocionantes, de tanto dolor en el camino, de tanto amor, de tanta fe e ilusión. Me abruma y siento que estoy sentada en el mero caos. Decía Juan Perro que en el caos no hay error, pero no puedes encontrar un sentido. Ese es uno de mis puntos sensibles.
Entre tanta contradicción lucho por un sentido a todos los acontecimientos.


E. Galeano. Libro de los abrazos

Mojado en Noviembre- DelaNada


Os pienso y os celebro

sábado, 22 de noviembre de 2008

CELEBRANDO LA AMISTAD

"Mientras ocurría, esa alegría estaba siendo ya recordada por la memoria y soñada por el sueño. Ella no iba a terminarse nunca y nosotros tampoco, porque somos todos mortales hasta el primer beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa"
E. Galeano

Quince días. Quince días con Rubens y Laura. Ese fue el primero de los regalos de mi trigésimo séptimo cumpleaños. Llegaron como Reyes Magos con muchos regalos en sus alforjas. No vinieron solos. Venían acompañados con muchas personas que me daban el mejor de los regalos también. Viajaron con ellos en sus maletas en forma de abrazos, besos, libros, ropa, música y amor transmutado en cualquier forma pensable. Los que no pudieron meterse en la maleta, llegaron por el viento lanzándome abrazos.
Además de todos esos tesoros, Rubens me trajo jamón, chorizo, lomo ibérico...






Días largos y tranquilos, con el único objetivo de compartir, con una pereza deliciosa y benevolente. Un sol magnánimo y confiable que saludaba con la mejor de las caras a unos atónitos barceloneses que venían del frío.







Descubrir una Vallarta desconocida con ellos y sentirla de otra manera.







Sufrir los altibajos y aliviarlos con su bálsamo. Reflejarme en espejos conocidos.
Reconocer mi imagen reflejada. Disfrutar de mi imagen reflejada.
Ser espejo a mi vez y formar parte de las imágenes.


Celebrando la amistad...







Compartiendo historias, emociones, reflexiones y momentos.
Momentos que colmaron y fueron puente de unos cimientos más fuertes donde mi alma se alimenta y darme más fuerza para seguir mi camino en Vallarta.

¿Quién es el siguiente?





















miércoles, 5 de noviembre de 2008

De nuevo en Vallarta

Hace cinco días que llegué a Vallarta.
También puedo decir que hace cinco días llegué a mi nuevo hogar. Con cuatro ajustes y unos días de convivencia ya hemos congeniado y este pequeño rincón me acoge del ruido y ajetreo de la ciudad.
El mar a un lado y el cerro al otro. Palmeras, árboles y azoteas me rodean y esa brisa marina que ya no es tan sofocante como en verano. Estamos en invierno y la diferencia es esa brisa que corre y refresca las noches. Ya no hay lluvia y la humedad ha desaparecido de la ciudad.
No sé qué me espera en esta ciudad de nuevo, pero sé que es el lugar donde tengo que estar ahora mismo.

En pocas horas llegarán Laura y Rubens a visitarme y el corazón me palpita con fuerza. Porque junto a ellos vamos a descubrir un nuevo Vallarta que yo aún desconozco, lo vamos a descubrir y lo vamos a conquistar. Será un nuevo territorio al que pertenecer. Puerto Vallarta ya forma parte de mí, ahora deseo formar parte de esta ciudad.

Mi casita


miércoles, 29 de octubre de 2008

Nit de Tots Sants




Se acabaron las clases y ya todo son recuerdos y semillas que germinarán con el paso del tiempo. Tengo la impresión de haber hecho un viaje muy largo hacia el interior de mi misma y nunca había visto tantos paisajes diferentes, y nunca había conocido a gente tan hermosa.

Última semana de clases




La música como siempre ha sido mi compañera de fatigas. Me levantaba, me arropaba o me tranquilizaba. Esta es mi música en estos dos meses en el desierto.

My core mood




Robert ha sido mi Santa Claus, y me ha llenado de regalos. Un maestro, con todas las letras y una persona sencilla, que mostraba su brillante energía y sus contraluces sin complejos. Su camino inspira y da fuerzas para seguir el propio. Infinitas gracias

Y a tanta gente, tantos hermanos y hermanas que han venido ha saludarme de nuevo y han iluminado mi camino. Os adoro. Adoro vuestra belleza.



ROSTROS


Aquí estoy, esperando a que llegue la hora de coger el vuelo hacia México. En una noche que es Halloween, Noche de los Muertos y Tots Sants. Después de una fiesta de despedida de la gente que me ha acompañado en esta andadura, a traspasar el umbral de la puerta del segundo anillo, ahora tengo que seguir sola. Pero todos sabemos que nunca estamos solos en realidad, estamos solos pero no lo estamos al mismo tiempo. La aparente paradoja se disuelve. No existe división porque en realidad nunca nos separamos de la fuente. Es nuestro desatino controlado el pensar que estamos solos. Sólo así podemos realizar nuestra acción en la tierra.
Mi desatino será pensar que vuelvo a Vallarta y comienzo una nueva etapa, aunque sé que siempre estoy en una nueva y vieja etapa al mismo tiempo. No importa, un nuevo día y debo seguir aprendiendo. Un nuevo amanecer y estoy aquí, sigo aquí.
Infinitas gracias

miércoles, 15 de octubre de 2008

La experiencia del Quantum

Al terminar la clase sentí un zumbido en el mismo centro del cerebro. ¿Qué me ocurría? Es como si faltara una pieza dentro y lo sentía extraño, no usaba el mismo proceso lineal para seguir un pensamiento. Esa sensación me aturdía. A la vez sabía que el cerebro deseaba ese cambio y era más versátil pero tenía que acostumbrarme a esa nueva forma de procesar.
El percibir con mis dedos cómo el cuerpo de Miguel cambiaba según mi enfoque, según mi intención, me dejó en blanco y me quedé suspendida. Se acercó Robert y me preguntó si me encontraba bien, le dije que sí pero tuve que preguntarle "Esto es una convención, no es real, ¿Verdad?" y me contestó con dos preguntas "¿Lo percibes? ¿Lo puedes palpar?" "Sí" contesté. "Pues es real". Me sentí el más estrecho de miras de los Castanedas posibles y me abrumó la rotundidad y veracidad de la respuesta de mi "don Juan"

Después de clase me tuve que ir directamente a mi habitación. Encerrarme y estar simplemente conmigo. Era incapaz de hacer nada más.
Necesita tiempo para acostumbrarme a esa nueva forma de percibir el mundo, de experimentar el quantum. Y de recordar mis experiencias con el quantum durante toda mi vida. Traerlas a la luz de la consciencia.


Jemez Trip

Nuestra idea era dejarnos llevar por el día que amaneció fresco pero soleado. Sentir el paisaje y disfrutar de unas termas naturales. Laurie conocía unas termas pero no recordaba muy bien el camino, así que nos fuimos con algunas indicaciones de un amigo suyo y nos pusimos en marcha.
Me encontraba bien, pero a medida que nos adentrábamos en el paisaje e iba viendo como se deslizaba por la ventanilla del coche, fue embargándome una nostalgia muy profunda. Intenté obviarla porque no estaba sola y centrarme en la tierra roja de la Jemez Reservation. Pero el estar caminando y sintiendo la tierra me hizo acusar aún más la tristeza, hasta que no pude más y tuve que romper en sollozos inconsolables.
Laurie calló respetuosamente y me dejó sola un buen rato.



Esos paisajes me trajeron recuerdos del castanedasway, de ese vivir constantemente en la naturaleza, hacerlo todo de cara a la tierra. Echaba de menos eso, muchísimo. Viajar por el paisaje, sentir la tierra constantemente. Y los recuerdos trajeron pensamientos sombríos. Ya no podría estar viajando así, de esa manera, perdí al compañero con el que vivía estas cosas de una forma hermosa...

A medida que el día avanzaba, las lágrimas dejaron de derramarse y pude ver que eran tiempos felices, que ya no volverán, que forman parte del pasado. Mis pensamientos se fueron iluminando. Puedo volver a vivir así, a viajar así, sola. Si antes lo hacía, por qué no ahora. Sólo tengo que escuchar la necesidad del momento. Este momento me dice que ahora tengo que estar aquí, aparentemente sin movimientos. También apareció la claridad de saber que todo quedó atrás. Se perdió mucho en el camino, no era gratis este tránsito pero quedó atrás. Y yo no quiero volver atrás.
Lentamente a medida que buscábamos esas termas, íbamos recorriendo un paisaje pacificador que iba transformando mi estado de ánimo en una tranquila serenidad.

No encontramos esas termas y tomamos el camino de vuelta.
Antes paramos en el templo budista de Jemez aunque el letrero de la entrada rezaba "cerrado al público". Entramos igualmente y no sé qué pasó porque Laurie se puso a hablar con un monje sobre las actividades que tenían próximamente y el hombre nos invitó a las termas privadas del templo, sin decir nosotras palabra.
Así que finalmente pudimos disfrutar de un baño en las termas a diferentes temperaturas. El sitio era precioso con un pequeño río donde te remojabas al final del baño caliente. Allí vimos el atardecer y me percaté de que estaba viajando, que estaba viviendo la magia que tiene el viaje con vida propia y que si te dejas fluir te va dando sus regalos, como era aquél.



Volvimos a casa no sin antes parar para ver nuestro segundo atardecer frente a esas paredes rojas como testigos de nuestro día fabuloso. Ya en casa nos preparamos un latte calentito y nos maravillamos del día tan mágico que habíamos disfrutado.

Por mi parte me fui feliz a la cama, sabiendo que la vida te provee constantemente de lo que necesitas, y doy gracias por ello infinitamente.


¡Gracias!



La danza de la alegría

Después de la práctica con Bethany, me sentí muy aliviada, como si me hubieran quitado un peso de encima. Ella se percató y me preguntó que había encontrado mucha desincronización en la zona del pecho, el elemento aire. No quería ser entrometida pero se interesó por mi situación. Yo no había compartido con mucha gente mi situacion personal y le expliqué una perqueña versión de mis meses en puerto Vallarta, y los antecedentes de mi vida. Mientras le explicaba, en el mismo momento en el que expresé el amor que sentía mi corazón una nube de mariposas me envolvió y nos quedamos estupefactas.
Nos dimos cuenta que vivían en un árbol y justo en ese momento me rodearon con su magia. Una de ellas se alojó en el centro de mi pecho y sigue ahí.
Recordé que la mariposa es símbolo de transformación, de alegría. No olvidaré ese momento, no olvidaré que la alegría es la que tiene que marcar mi paso. Es alegría el poder sentir amor en mi corazón, eso es motivo de alegría y tiene que inspirar mi danza.






En clase no he experimentado más vértigos, se va transformando mi percepción a medida que experimento que lo que palpan mis dedos es la realidad, pero mi intención cambia esa realidad, y puedo percibir los cambios. También puedo decidir en qué punto me situo para ver/palpar esa realidad y llegar a rincones pequeños o a perspectivas amplias.
No cuestiono nada, estas percepciones tampoco me cuestionan nada de mi esencia. Dejo mi mente a un lado. Y sigo experimentado el quantum.


Petroglyphs National Monument

La luna llena de octubre pasaba por Aries y tuve la suerte de ir al Petroglyphs National Monument, muy cerca de la ciudad. Allí Laurie compartió conmigo un rincón de poder para ver la luna esa noche. Ella solía vivir allí pero hace años expropiaron la zona para crear este "national monument".
La tierra vibraba y mientras caminabas podías ver restos de esos dibujos marcados en la piedra de las culturas indias de la zona.
Acurrucada en un hueco que la roca ofrecía, veía la luna. Y de nuevo a Sagitario persiguiendo a Escorpio en el horizonte.
Supe que estaba viajando, que había viajado en estos meses más que en toda mi vida con mis desplazamientos por el mundo. Esos meses en Vallarta y estos casi dos en Albuquerque me habían mostrado más paisajes que en toda mi vida. ¡Cuántos descubrimientos, cuántos tesoros, cuántas emociones! Con mi cuerpo estático, teoricamente. ¿Pero existe algo estático? Somos quantum y estamos en constante transformación y movimiento. Nuestro intento marca la diferencia.














Después del primer turno de prácticas, hicimos un descanso y me quedé sola en clase.
Aún con restos de lágrimas en las mejillas escribí todo los pensamientos que me vinieron durante la sincronización de los chacras segundo y quinto. A medida que me iban sincronizando cada elemento en esos chacras, se precipitaron mis verdades claramente.
Robert se acercó suavemente y me preguntó si todo estaba bien mientras me acariciaba entre los omóplatos. Le respondí, "Sí, iluminada".
Se me humedecieron de nuevo los ojos. Mi compañero Don, me hizo un regalo fabuloso con su forma de darme el tratamiento y me percaté de por qué me molesta la gente ruda cuando te toca, como si fueras un cuerpo y nada más y por qué me molesta también la gente que me acaricia y me soba cuando me hace un tratamiento. En realidad veo que ninguna de las actitudes es la del que escucha, uno actúa como si fuera importante hacer los pasos correctos, sin importar, un golpe, una presión demasiado fuerte o sin ver que hay algo más que carne; el otro actúa como si necesitaras mimos y cariño sin importar si es verdad. Y yo actúo como si no estuviera bien ninguna de esas actitudes y fueran incorrectas. Ese es el desatino y hoy por fin, me he dejado fluir con él, he viajado en el desatino controlado. Porque en realidad lo que percibo es que nadie me escucha, expreso mi voz y nadie actúa al respecto. Y ese es mi desatino personal. He experimentado un silencio por parte de mi voz durante mi vida porque sentía que nadie me escuchaba.

Pero la voz expresada no se puede obviar, es fuerte y clara. Y no depende de si un receptor no la escucha aparentemente, porque, en realidad, el universo entero la escucha sin remedio. Al ver esta verdad en el quinto chacra, mis lágrimas se desbordaron porque la verdad te bendice y te libera.

Y el segundo chacra también ha querido añadir algo mientras se alineaba con el resto, ha gritado que no volverá a estar desconectado de los demás chacras. Nunca más. Siempre estará comunicándose con el resto y no se cerrará.
El amor será el que guíe esta alineación y el que la hará fuerte, el amor incondicional que estoy empezando a entreveer y que voy a permitir que me inunde el máximo de tiempo que sea capaz en mi vida. El amor que te fuerza a desconectarte, a desgarrarte en pedazos no es amor, el amor sólo puede juntarte y conectarte. Si no lo hace, tendrá que buscar otra forma de existir, de comunicarse hasta que sea armonioso entre dos personas. Hay tantos tipos de amor, tantos matices... Lo difícil es ajustar cada matiz a su realidad. De esta manera no hay confusión.
Sé que mi ser más profundo no permitirá que nadie vuelva a desmembrarme, ni siquiera la persona que más veces lo ha hecho en mi vida: yo misma.









jueves, 9 de octubre de 2008

El "Indian Summer" me saluda de nuevo

A unos cinco días antes de coger el avión para Albuquerque me encontré sin casa. Tenía que irme del estudio que renté. Al mismo tiempo, los dos espejos que mostraban mi silueta estos últimos meses también desaparecieron. Estaba sola, sin reflejos.
Por suerte no del todo. Enrique, mi confidente y compañero de charlas en estas semanas de locura me ofreció su casa para esos días. Su casa y su apoyo, aguantando el tipo frente a mis subidas y bajadas. Nunca lo agradeceré bastante. ¡Su casa era el refugio de tantas cosas! Su casa y los lattes que compartíamos en Olas Altas. El ánimo y la energía cambiaban en un instante al grito de "Vamos al café"
En esos días me encontraba en el limbo y el presente estaba más ausente que nunca. ¡Qué duro! Me abandonó y sólo encontraba el pasado y el futuro incierto. No veía el momento de coger el avión y estar ya en Albuquerque. Las imágenes del pasado me taladraban el corazón y la mente constantemente.





En el entorno laboral del Spa tuve sorpresas que por suerte se deslizaron entre las rendijas de mis prejuicios y descubrí a algún corazón honesto que me ofrecía amistad y consuelo. Fueron bálsamos para mi día a día. Había mucho trabajo en el spa y no había momento para el retiro y el desahogo de las lágrimas que muchas veces se querían desbordar. No podía dejarlas salir y se deslizaban por mis mejillas durante los masajes. Me protegía la luz tenue y los ojos cerrados de los clientes.
Algunos días era insoportable aguantar el tipo, así que cuando dejé el hotel sentí mucho alivio y aunque también tenía mucho más tiempo libre para pensar y ser presa de la ansiedad, no tenía que esconderme y podía dar rienda suelta a mis pensamientos y emociones.
Pese a que fueron las peores semanas en el Dreams, por la gente que ya no estaba, por el ambiente tenso, etc... Tuve una bonita despedida de algunas personas y buenos augurios con los gerentes del hotel.


Por fin llegó el momento. Me encontré en el aeropuerto y sentía una excitación de viaje y descubrimiento que me llenaba el alma. Una excitación salpicada de tristeza y melancolía. Esa fue la tónica de los primeros días en Albuquerque, viviendo en un motel intentando encontrar una habitación asequible, agolpándose en mi cabeza las imágenes de hace un año. Cada momento tenía una correspondencia con el pasado y la soledad sólo aparecía con la peor de sus caras.
A la vez, Albuquerque me daba la bienvenida de la mejor de las maneras, con ese sol luminoso, ese cielo azul, esas nubes que constantemente platican y los enebros. Era mi estación favorita del Southwest, "el indian summer", esa temperatura cálida durante el día y ese fresquito por la noche en el ambiente seco del desierto.
La calidez envuelve a esta ciudad, donde sus gentes te sonríen cuando te cruzas por la calle, donde el paso se vuelve tranquilo y la mirada pausada.

Encontré casa aunque no me convencía demasiado. Vivía con tres tíos bastante freakies. Bueno, vivir es demasiado decir, compartía espacio, porque siempre estaban encerrados en sus habitaciones viendo la tele y atiborrándose de cerveza. No me daba buena vibra pero tenía mi propia habitación y un cerrojo en la puerta.
Tuve mucha suerte, porque en la primera semana de clases, una compañera, Laurie, mi hada madrina, me invitó a vivir a su casa. No le importó que sólo tuviera cuatrocientos dólares para pagar un mes y medio, teniendo en cuenta que no me conocía en absoluto, ni yo a ella. Pero al proponerme una visita a su casa para decidirme, yo ya lo estaba, el sábado noche en esa casa con los freakies me ayudó y ya el domingo fui a conocer mi próxima casa.
Era de ensueño, una habitación gigante con baño propio y una casa inmensa con muy buena energía. Un jardín donde tomar el sol y Ellie, una perra con la que juegas sí o sí, sólo tiene nueve meses y cuando te ve salta de alegría sin remedio.

Me sentía como si me hubiera tocado la lotería, aún me sigo sintiendo así, es mi refugio. Siento que puedo dejarme llevar por mis cambiantes estados de ánimo y dejar fluir toda emoción que necesite salida. Llevo un mes y poco con Laurie y es una compañera fantástica. La honestidad y el respeto es constante y vamos robando momentos de interesante charla sobre todo y nada. Una mujer con una vida intensa y repleta de experiencias.
En este entorno fue fácil relajarse. Las puertas se abrieron y cómo.



LAS CLASES DE CORE



¡Qué puedo decir! Cada día me levantaba y me postraba para dar las gracias. A cada momento se me saltaban las lágrimas por estar estudiando esta técnica, Core Synchronism, que es la técnica que siempre busqué y aquí, con la persona que la creó, Robert Stevens.
La descubrí en Barcelona donde sólo pude hacer el primer nivel y mi alma estuvo ya atrapada con la idea de hacer los cinco niveles restantes.
Cuando empezábamos cada clase, nos dábamos las manos y formábamos un círculo donde siempre se me saltaba una lagrimita durante la primera semana. De hecho, el primer día cuando me dispuse a pagar la mitad del curso con mis húmedos dólares de Vallarta (todas las propinas de los generosos gringos) sintiendo que todos esas limitaciones en mi masaje y los dolores de espalda valían la pena, me crucé por primera vez con el "maestro" y al preguntarme cómo estaba mientras me acariciaba la espalda, se me saltaron las lágrimas. Pensé, "¡Uf, lo que me espera!" Cuando me volvió a dirigir la palabra me preguntaba si iba a ponerme a llorar de nuevo.
Ya después de que mi emoción se calmara un poco, empecé a moverme como pez en el agua, mis inquisiciones iban creciendo a medida que mi inglés iba cogiendo confianza, tanto, que Robert cada vez que preguntaba "Any question?" y yo le hacía el ademán de que sí, sonreía para sí, preguntándose con curiosidad qué interrogante se me cruzaría hoy por la cabeza, qué paso pondría en questión. No está acostumbrado a que le pregunten por qué decidió esta cosa u otra, pero ya sabéis que necesito entender las cosas no creérmelas porque sí. Aunque este hombre es una persona muy inteligente, que me reta constantemente el intelecto y me replantea mis ideas sobre la curación y el movimiento de la energía. Me encanta, porque es un hombre muy intelectual pero a la vez muy espiritual. Con un humor fino e irónico que redondea con una personalidad cariñosa a la que notas muy cerca si la necesitas y a la vez respetuosamente distante.
Fue una primera semana increíble, rodeada de personas hermosas donde era un placer discutir, preguntar, aprender en definitiva. Todos eran profesionales pero se respiraba un ambiente limpio y humilde en aprender lo máximo de todos.



A partir de esa semana todo cambió en mí.
Me propuse hacer una limpieza física, mental y emocional. Hice un ayuno de cinco días combinado con unas esencias florales que el mismo Robert hacía y fueron unas dos semanas de constante depuración a todos los niveles. Un día estaba serena, al otro llorando por las esquinas, otro con una alegría y un optimismo que se desbordaba, hasta que lentamente noté como mi voz interna seguía con un volumen alto y la mente y el corazón se iban alineando con ella muy lentamente pero muy firmemente hasta ser una misma línea, el core.

Mientras esto ocurría, la gente me brindaba su belleza y yo iba sacando la mía, poco a poco, algo se estaba abriendo en mí y cada vez me era más fácil abordar mi inconsciente y cruzar al otro lado, al segundo anillo de poder.
Los miedos que me acompañaron toda la vida se esfumaban y crecía una confianza plena de que todo encajaba, me sentía contínuamente acompañada de mis guías y la gente me hablaba con franqueza de esas imágenes del otro lado.
Gente del pasado que volvía a iluminar un trozo del camino del presente. Miguel con su amistad franca, sin límites; Laurie con su comprensión y su humildad; Allyson, la escocesa que hace dos años vino aquí a estudiar y le cambió la vida, fue una cómplice de mis andaduras sentimentales; Alex, un joven hermoso de alma vieja con el que pude bailar contact en el parque y me acompañó en unos de los tratamientos más emotivos que experimenté; Elisabeth, una dulzura de persona y la promesa de futuras danzas juntas; Enai, un tipo enraizado que me ilumina y me guía por mi senda de autoconfianza en la curación y Ellen, que siempre me apoyó para venir aquí, con sus continuos emails de ánimo desde que pasé por primera vez por Albuquerque.
Y otras caras que me acogían y me acompañan en este proceso de aprender a escuchar mi voz en el segundo anillo de poder y andar con confianza, aceptando lo que venga y dudando lo justo para seguir el paso.

Estoy muy esperanzada y llena de alegría porque esta tierra es mi casa y me recuerda que todo está dentro de mí y me ayuda a irlo sacando, agrandando mi visión, mi percepción.

Aún sigo en el descanso entre cursos, en pocos días comienzo la segunda parte, los tres niveles restantes y me siento expectante porque ésto sólo es el principio.


LIBRE


lunes, 29 de septiembre de 2008

El Viento

En otras ocasiones siempre había algo que precedía la llegada del Viento, un ligero cambio en el ambiente, un olor diferente, una suave brisa.
Esta vez esa señal no vino del exterior sino del interior.
Algo en mí cambió sin hacer nada en particular. Cambió y punto.
Me sentí diferente, como si algo se hubiera desprendido y pudiera moverme con más libertad. Me sentía viviendo cada momento como si fuera único. A veces me sorprendía saliendo del Dreams, después de 10 horas seguidas de masajes, contenta y feliz por haber estado viendo el atardecer en la terraza. Dando gracias por estar en ese momento y en ese lugar. Sentía que todo transcurría por una razón, que todo era posible y ahí estaba yo, en un lugar remoto, trabajando en un lugar hermoso con personas hermosas.
El mundo se me abría y no había límites.

Traspasé la verja del hotel y realicé la rutina maravillosa de siempre, quitarme las horquillas del pelo y despeinarme, subir a la Paca, saludar a Xavi, quitarme el uniforme y dirigirnos a nuestro rinconcito frente al mar.
Ya en ese momento empecé a entender que el Viento volvería a soplar y que algo iba a cambiar. El Viento venía del sur.





Desde que comenzó a soplar el Viento, sentí que tenía que dejarme fluir con él, sabía que arrastraría muchas cosas dentro y fuera de mí, pero también sabía que no era el momento de esconderse como hice en otras ocasiones. Tenía que bailar con él, dejar que me empujara y me fuera llevando. Si no luchaba, me llevaría por el sendero que me iba a hacer más libre.
Recordé su pequeña danza en lo alto del promontorio en Monument Valley, esa vez era un viento helado que te cortaba la piel pero si seguía su danza yo danzaba a su vez y fue en esa ocasión cuando cambió algo de mi ser, me dijo que volvería más tarde, que de momento era suficiente. Esos días sí que empecé a dejar atrás algo de ese miedo antiguo cosido en mi alma. Pero no del todo.

Esta vez, con esa cálida brisa de la noche frente el mar no me protegí, me desnudé frente a él y empezó a despegar capas y capas de antonias olvidadas pero familiares y se fueron desprendiendo, volando hechas pedazos hacia el horizonte. Xavi asistía atónito a cada ventolera que iba viniendo porque algo de él también se desprendía con cada antonia.

Mi mundo estaba cambiando y el suyo también.

No aparecía una nueva antonia, sino que aparecía la que siempre había estado allí, aunque tapada con todo tipo de capas y pieles, era la de siempre, pero más esencial, sin artificios. No era una desconocida, era antonia en una versión sencilla y más directa. Sin excusas, sin trampas, sin justificaciones, sin victimismos, sin autocompasión, sin melancolía, sin nostalgia. Con los mismos defectos y las mismas virtudes pero sin esconder la cabeza. Mostrándolos con aceptación y observándolos como cualidades efímeras que no pervivirán para siempre. Como parte de un equipaje que sabes tendrás que lanzar en la última estación.

No fue fácil tener que abandonar ciertas capas, estaban hechas a mi medida, o mejor dicho yo me había hecho a ellas y dejaban un vacío incómodo al principio. Cuando empezaba a moverme sentía que mis brazos abarcaban más espacio y era excitante, pero siempre costaba mucho al principio.

Mientras experimentaba esta nueva libertad de movimiento, en medio de una espiral,apareció un nuevo espejo donde asomarme y ver nuevos ángulos de mi piel nunca vistos antes, rincones desconocidos que nunca había visto con esa luz y mi alma se emocionó con esas visiones, con esos escalofríos que recorrían mi espina dorsal como nunca había hecho, porque era la primera vez que se sentía tan desnuda y tan esencial frente a otra vibración. El espejo que había estado mostrándome todos esos años no cambió con mis movimientos y seguía reflejando lo mismo de siempre, con la sensación de que estaba frente a un espejo mentiroso y tozudo que se resistía a mostrar el presente y seguía devolviéndome la imagen del pasado. Un pasado lleno de verdad, pero con muchos velos sobre ella.

Tan fuerte e intenso fue el proceso que finalmente todo cambió entre Xavi y yo. Nos miramos a los ojos y se fue resquebrajando esa fina máscara que cubría nuestros rostros, era la última que se resistía a abandonarnos y era tan parecida a nuestras verdaderas caras que pasó desapercibida. Se cayeron las dos y frente al mar nocturno, la belleza de la verdad nos inundó. Nunca vi tanta belleza ¡Os lo juro! Y era el momento de cambiar de horizontes.

El dolor te hace olvidar que estás rodeado de belleza y la quieres ignorar y te fuerzas a no querer escucharla. Fueron momentos duros. Pero el amor nunca se fue pese a tanto dolor. No se ha ido. El amor nacido de una belleza compartida y vivida intensamente, sin rutina, sin apatía. Celebro cada momento de esa belleza, aunque a veces estuviera salpicada de fealdad, de ignorancia, de dolor. Pero fue nuestro intento de construir algo hermoso, libre y lleno de verdad.






LARGER VERSION





En medio de esas imágenes reflejadas en ambos espejos intentaba sentir mi centro el máximo tiempo posible pero algunas veces no tenía fuerza y sucumbía ante la excitación, la tristeza, la ansiedad, esa vieja compañera que nunca me quiere abandonar, hacía tiempo que no me frecuentaba pero volvió para recordarme que es un viejo patrón cosido muy dentro de mí, no se había esfumado en una de esas capas arrastradas por el viento. Fue una prueba muy fuerte para mi voz interna, seguir sonando firme, clara y dulce a la vez, una prueba que a veces no superaba.


A las seis de la mañana me quedé sola en el aeropuerto. Después de toda una tarde-noche intensa de constante despedida, de nuestro castanedasway, nuestra Paca, de Xavi, de una forma de seguir moviéndome, en definitiva. Toda la realidad se sentó frente a mí y la vi de cara. Sabía que iba a ser doloroso y triste. A la vez que sería libre y fuerte para afrontarlo. Empezaba un nuevo camino que esperaba tomar con paso más firme y armónico, ahí comenzaba mi danza. De nuevo sola.
No fue fácil, estaba anquilosada en ciertos movimientos y me hizo falta mucho entrenamiento. Bendita danza. Bendita música del movimiento. Cómo la necesitaba para respirar.

No sólo tenía la danza, tenía las palabras cálidas al otro lado del océano, también otras de este lado y un rincón en Allende donde el mundo se paraba y mi esencia brillaba si me quedaba muy quieta y callada.
Y la naturaleza, que me recordaba que todo era un ciclo que se iba renovando día tras día. La puesta de sol, la noche siempre mostrándome por la ventana a Sagitario persiguiendo incansable a Escorpio, la tormenta diaria que cada día transformaba las calles de Vallarta en meandros caudalosos donde los niños y los mayores salíamos a dejarnos empapar por esa lluvia y a reír sin razón. Nunca vi tan hermosa a Vallarta como cuando se deja inundar por esa lluvía incesante.
Me dejaba arrastrar y nadaba entre sus aguas, sabiendo que todo pasaría y que permanecería lo esencial.





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miércoles, 24 de septiembre de 2008

Meditación sobre la tierra

Esa noche la menstruación bajó de mi útero con rabia. LLevaba dos semanas de retraso y como un río desbordado sentía que arrastraba todo a su paso.
A la mañana siguiente continuaba con el cuerpo, el corazón y la mente divididos y apenas era audible mi voz interna. Al tumbarme sobre la tierra con los mantras de Choying y una pequeña hematite en mi frente, algo cambió. Sentí un crujido y algo se ajustó.
Al incorporarme de nuevo, no sentía dolor alguno en el bajo vientre, salvo esa familiar y cálida sensación de algo derramándose desde dentro hacia afuera. Mi respiración era tranquila, amplia y mi mente estaba apaciguada. De nuevo escuchaba con nitidez y claridad a mi voz.

Sin duda, el presente estaba de nuevo allí. Abarcador, intenso, inteligible, poderoso. El pasado no tenía fuerza para parar su energia y la incertidumbre del futuro no lo hacía confuso y inquieto. Estaba ahí de nuevo, libre, dándome esa seguridad de saber que pese a la agitación externa mi paso era seguro. Pese a que el suelo temblara, cada paso iba a ser sobre el lugar adecuado, en el momento adecuado.

Desde hacía más de cuatro meses ese presente irrumpió por primera vez con fuerza, haciendo que se esfumaran todos los miedos que había ido cosiendo a mi alma poco a poco, creando una armadura dura y rígida que impedía que me moviera con libertad. Todos los miedos se esfumaron. Fue esa fuerza la que me permitió pasar de la actividad a la acción y todo era posible y todo era. Y mi entorno se transformó y mi interior vio la luz, era más yo que nunca.

Con esa fuerza decidí bajarme del Castanedasway. Nunca lo hice de su espíritu, de la idea original con la que germinó, pero sí de la forma que tomó más tarde con los años.
Decidí dejar a la Paca, dejar a Xavi y seguir otro camino. Siempre supe que este viaje era un viaje del desapego y voy a afrontar lo que el presente vaya proponiendo. Sé que habrá dolor, soledad, vacío, tristeza, pero no tengo miedo a sentir, ya no. También sé que habrá plenitud, totalidad, alegría.

Por primera vez en mi vida estoy preparada para entrar en el Segundo Anillo de Poder.


NEW WAY