Donde hay amor no hay esfuerzo

sábado, 22 de noviembre de 2008

CELEBRANDO LA AMISTAD

"Mientras ocurría, esa alegría estaba siendo ya recordada por la memoria y soñada por el sueño. Ella no iba a terminarse nunca y nosotros tampoco, porque somos todos mortales hasta el primer beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa"
E. Galeano

Quince días. Quince días con Rubens y Laura. Ese fue el primero de los regalos de mi trigésimo séptimo cumpleaños. Llegaron como Reyes Magos con muchos regalos en sus alforjas. No vinieron solos. Venían acompañados con muchas personas que me daban el mejor de los regalos también. Viajaron con ellos en sus maletas en forma de abrazos, besos, libros, ropa, música y amor transmutado en cualquier forma pensable. Los que no pudieron meterse en la maleta, llegaron por el viento lanzándome abrazos.
Además de todos esos tesoros, Rubens me trajo jamón, chorizo, lomo ibérico...






Días largos y tranquilos, con el único objetivo de compartir, con una pereza deliciosa y benevolente. Un sol magnánimo y confiable que saludaba con la mejor de las caras a unos atónitos barceloneses que venían del frío.







Descubrir una Vallarta desconocida con ellos y sentirla de otra manera.







Sufrir los altibajos y aliviarlos con su bálsamo. Reflejarme en espejos conocidos.
Reconocer mi imagen reflejada. Disfrutar de mi imagen reflejada.
Ser espejo a mi vez y formar parte de las imágenes.


Celebrando la amistad...







Compartiendo historias, emociones, reflexiones y momentos.
Momentos que colmaron y fueron puente de unos cimientos más fuertes donde mi alma se alimenta y darme más fuerza para seguir mi camino en Vallarta.

¿Quién es el siguiente?





















miércoles, 5 de noviembre de 2008

De nuevo en Vallarta

Hace cinco días que llegué a Vallarta.
También puedo decir que hace cinco días llegué a mi nuevo hogar. Con cuatro ajustes y unos días de convivencia ya hemos congeniado y este pequeño rincón me acoge del ruido y ajetreo de la ciudad.
El mar a un lado y el cerro al otro. Palmeras, árboles y azoteas me rodean y esa brisa marina que ya no es tan sofocante como en verano. Estamos en invierno y la diferencia es esa brisa que corre y refresca las noches. Ya no hay lluvia y la humedad ha desaparecido de la ciudad.
No sé qué me espera en esta ciudad de nuevo, pero sé que es el lugar donde tengo que estar ahora mismo.

En pocas horas llegarán Laura y Rubens a visitarme y el corazón me palpita con fuerza. Porque junto a ellos vamos a descubrir un nuevo Vallarta que yo aún desconozco, lo vamos a descubrir y lo vamos a conquistar. Será un nuevo territorio al que pertenecer. Puerto Vallarta ya forma parte de mí, ahora deseo formar parte de esta ciudad.

Mi casita