E. Galeano
Quince días. Quince días con Rubens y Laura. Ese fue el primero de los regalos de mi trigésimo séptimo cumpleaños. Llegaron como Reyes Magos con muchos regalos en sus alforjas. No vinieron solos. Venían acompañados con muchas personas que me daban el mejor de los regalos también. Viajaron con ellos en sus maletas en forma de abrazos, besos, libros, ropa, música y amor transmutado en cualquier forma pensable. Los que no pudieron meterse en la maleta, llegaron por el viento lanzándome abrazos.
Además de todos esos tesoros, Rubens me trajo jamón, chorizo, lomo ibérico...


Días largos y tranquilos, con el único objetivo de compartir, con una pereza deliciosa y benevolente. Un sol magnánimo y confiable que saludaba con la mejor de las caras a unos atónitos barceloneses que venían del frío.




Descubrir una Vallarta desconocida con ellos y sentirla de otra manera.


Sufrir los altibajos y aliviarlos con su bálsamo. Reflejarme en espejos conocidos.
Reconocer mi imagen reflejada. Disfrutar de mi imagen reflejada.
Ser espejo a mi vez y formar parte de las imágenes.
Celebrando la amistad...

Compartiendo historias, emociones, reflexiones y momentos.
Momentos que colmaron y fueron puente de unos cimientos más fuertes donde mi alma se alimenta y darme más fuerza para seguir mi camino en Vallarta.
¿Quién es el siguiente?
Quince días. Quince días con Rubens y Laura. Ese fue el primero de los regalos de mi trigésimo séptimo cumpleaños. Llegaron como Reyes Magos con muchos regalos en sus alforjas. No vinieron solos. Venían acompañados con muchas personas que me daban el mejor de los regalos también. Viajaron con ellos en sus maletas en forma de abrazos, besos, libros, ropa, música y amor transmutado en cualquier forma pensable. Los que no pudieron meterse en la maleta, llegaron por el viento lanzándome abrazos.
Además de todos esos tesoros, Rubens me trajo jamón, chorizo, lomo ibérico...
Días largos y tranquilos, con el único objetivo de compartir, con una pereza deliciosa y benevolente. Un sol magnánimo y confiable que saludaba con la mejor de las caras a unos atónitos barceloneses que venían del frío.
Descubrir una Vallarta desconocida con ellos y sentirla de otra manera.
Sufrir los altibajos y aliviarlos con su bálsamo. Reflejarme en espejos conocidos.
Reconocer mi imagen reflejada. Disfrutar de mi imagen reflejada.
Ser espejo a mi vez y formar parte de las imágenes.
Celebrando la amistad...
Compartiendo historias, emociones, reflexiones y momentos.
Momentos que colmaron y fueron puente de unos cimientos más fuertes donde mi alma se alimenta y darme más fuerza para seguir mi camino en Vallarta.
¿Quién es el siguiente?