Donde hay amor no hay esfuerzo

domingo, 17 de mayo de 2009

Los Cabos

Cuando me fui de Vallarta hacia los Cabos (Baja California) me habían dado once días de permiso sin sueldo para evitar despidos en el hotel y la situación no era muy esperanzadora.
De todas formas aproveché el viaje para hacer un descanso en mi día a día y visitar a una muy querida amiga, Sara. De paso, disfrutamos del paisaje del desierto frente al mar y no negaré que observaba la zona como posible alternativa a Vallarta.
Los días pasaron plácidos y fueron un bálsamo.

Al volver, un sábado por la noche, me sorprendió la imagen de Vallarta, de nuevo a rebosar de gente, los antros abiertos y rugiendo con su música. Los coches hacían el tráfico lento y la mirada estaba entretenida en el tumulto que había a mi alrededor. La normalidad llegó a Vallarta. Y hoy entro de nuevo a trabajar.
De nuevo empieza la cotidianidad en este llamado "paraíso"

Empiezan las viejas rutinas y se forman otras, mientras poco a poco, el cielo se va haciendo cada día más sofocante, anunciando ya la temporada de lluvias.




Mayo 2009

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